En charla con Tatiana Bubnova

Mi primer contacto con la Literatura Comparada se remonta a mi tesis de licenciatura, que fue de naturaleza comparativa (allá en la Unión Soviética). Luego ya en la UNAM, no me acuerdo qué fue lo primero: el proyecto de Literatura Comparada que conocí, de la Dra. Luz Aurora Pimentel, o el reto de un curso en Licenciatura, en sustitución de un maestro (si no recuerdo mal, tuve que sustituir a Juan José Arreola).

Los temas específicos de Literatura Comparada que me han interesado se centran en la literatura española y la hispanoamericana, desde luego, en sus líneas de relaciones literarias, origen, géneros, el replanteamiento del acercamiento teórico, con los numerosos campos teóricos que permiten ver la literatura general (concepto comparatista, como se sabe) más allá de fuentes, contactos, influencia entendidas de un modo simplista, etc. Últimamente estoy trabajando en ciertos temas y autores de la literatura rusa, también desde el campo comparado y desde literatura general.

Sobre las líneas de investigación y el perfil que ha adquirido este campo de conocimiento  en la Facultad de Filosofía y Letras y en el Instituto de Investigaciones Filológicas a través de los años, en lo que a mí se refiere, es el contacto con el campo de la antropología y, en menor grado, de sociología.

El evento más importante que impulsó esta área en la UNAM fue la creación de la carrera de Literatura Comparada en el posgrado, en primer lugar. Hubo además iniciativas de vinculación académica con profesores e instituciones nacionales e internacionales llegaron a fructificar en congresos, principalmente, y en algunos contactos personales.

Considero que la Literatura Comparada sí es relevante, porque estudiar un campo cerradamente nacional actualmente es un poco démodé, por las propias condiciones de globalización cultural y porque los objetivos iniciales de los que el comparatismo era famoso en el momento de su fundación en el siglo XIX, a saber: crear, desarrollar y fomentar la conciencia «nacional» para dar argumentos y razón de ser a los Estados nacionales, al menos han de replantearse muy seriamente. En cuanto a oportunidades laborales que ofrece, me pregunto si no se trata de una broma.

Creo que el terreno del comparatismo se está transformando aceleradamente en una especie de Estudios Culturales, campo que se sirve ampliamente de los conceptos de las Ciencias Sociales, Antropología, etc., estudios de los campos como cine, teatro, performance, música, traducción, etc. También provee las enseñanzas teóricas, ya no tan enfocadas como antes en la «literatura», sino más bien desde un «comunicación social», y más aun, pretendiendo formar una «visión del mundo» desde los campos culturales.