En charla con Julia Constantino

Creo que mi primer contacto con la Literatura Comparada debió ser entre 1990 y 1992, cuando escuché la conferencia de Luz Aurora Pimentel sobre los avatares de Salomé. Posteriormente, poco después de haber terminado la licenciatura, ingresé a la Maestría en Literatura Comparada de la Facultad de Filosofía y Letras. Desde esa época he explorado las líneas tematológica, de géneros literarios y traductológica, que son algunas de las áreas significativas de los estudios de Literatura Comparada. Aunque los cursos de literatura que imparto no pertenecen estrictamente al campo de los estudios comparatistas, sí busco cruzar distintas tradiciones literarias y distintos momentos en varias tradiciones o en el interior de una misma, con el fin de observar el desarrollo de aspectos temáticos y estructurales en la literatura norteamericana, por ejemplo. Asimismo, la traducción y la traductología son parte central de mis intereses, además de que he impartido cursos de traducción en el Departamento de Letras Inglesas del Colegio de Letras Modernas desde hace más de diez años. Estos intereses se relacionan, por ejemplo, con la presentación de algunas ponencias y artículos sobre traducción y la asesoría de varias traducciones comentadas.
Creo que la Literatura Comparada es fundamental en los estudios de letras, específicamente en el nivel de posgrado, porque es uno de los pocos espacios académicos donde puede haber un serio y genuino diálogo intercultural que permita establecer una comunicación honesta con las otredades que encarnamos y que nos rodean. Creo, como afirma Martha Nussbaum al hablar de las humanidades en general, que la Literatura Comparada puede ser un factor decisivo para la construcción de un pensamiento crítico y democrático. En consecuencia, creo que una persona formada en los estudios comparatistas debe poder estar capacitada para trabajar no sólo en la docencia y la investigación propiamente comparatistas, sino también en todo tipo de organismo e institución –y no solamente de tipo cultural− que requiera miradas analíticas, críticas, razonadas e informadas sobre aspectos interculturales.
Creo que es indispensable que se fortalezca la enseñanza, y la presencia, de la Literatura Comparada en la Facultad de Filosofía y Letras y que otro tipo de estudios −como los estudios de género, los estudios poscoloniales, los estudios culturales− sean claramente parte de ella. Me parece que sería un movimiento natural en cuanto al devenir de la Literatura Comparada como estudio que, por sus enfoques, abarca con facilidad las otras áreas, que entonces también reforzarían sus alcances dentro de los estudios literarios.